SOA es un estilo arquitectónico para la construcción de aplicaciones de software en base a servicios disponibles. Entre sus principales características destacan:
Su flexibilidad, que permite la reutilización.
Su versatilidad, que hace posible que los servicios puedan ser consumidos por los clientes en aplicaciones o procesos de negocio distintos.
Sus posibilidades, que optimizan el trabajo con datos y su coordinación.
SOA permite la reutilización de activos existentes para nuevos servicios que se pueden crear a partir de una infraestructura de TI que ya se había diseñado. De esta forma, permite a las empresas optimizar la inversión por medio de la reutilización que, además, conlleva otra ventaja: la interoperabilidad entre las aplicaciones y tecnologías heterogéneas.
La arquitectura orientada a servicios es fuente de ventaja competitiva ya que, por su configuración:
Aumenta la eficiencia en los procesos.
Amortiza la inversión realizada en sistemas.
Reduce costes de mantenimiento.
Fomenta la innovación orientada al desarrollo de servicios.
Simplifica el diseño, optimizando la capacidad de organización.